Un molde común tiene propiedades extraordinarias cuando se trata de alimentar baterías, descubrieron investigadores escoceses.
El moho, Neurospora crassa, también conocido como moho de pan rojo, puede convertir el cloruro de manganeso en un compuesto que contiene óxidos de manganeso, que tienen propiedades electroquímicas.
"Fue una gran sorpresa que fuera tan eficaz", dice Geoffrey Gadd, un microbiólogo de la Universidad de Dundee, en el este de Escocia.
El equipo de Gadd cultivó el hongo en un medio que contiene urea y cloruro de manganeso. El material se "biomineralizó". Gadd dice: "Se obtiene esta biomasa crujiente de aspecto cristalino". El material se calentó a 300 grados Celsius durante cuatro horas hasta que se carbonizó. El producto resultante fue una mezcla de biomasa y óxidos de manganeso.
El equipo sospechó que su descubrimiento podría ser útil, ya que los óxidos de manganeso pueden usarse como materiales de electrodo para baterías de iones de litio. Pruebas adicionales, realizadas por los colegas de Gadd en China, mostraron que los materiales derivados del moho tenían propiedades favorables para su uso tanto en baterías de iones de litio como en supercondensadores. El material solo perdió el 10 por ciento de su capacidad después de 200 ciclos de carga, lo que sugiere que podría ser ideal para su uso en baterías recargables.
Las baterías de iones de litio se usan en una amplia variedad de dispositivos electrónicos comunes, como teléfonos celulares y computadoras portátiles. Sus electrodos pueden estar hechos de una variedad de materiales, pero el óxido de manganeso es uno de los más baratos y menos tóxicos. El compuesto de óxido de manganeso y hongo carbonizado creado por el equipo de Gadd parece tener propiedades particularmente prometedoras en comparación con los óxidos de manganeso derivados de medios convencionales, en términos de su densidad de energía y estabilidad.
La investigación, la primera en mostrar que los hongos pueden ayudar a sintetizar materiales con propiedades electroquímicas, se publicó en la revista Current Biology .
El material después de ser calentado (Geoffrey Gadd)El descubrimiento se ramificó por casualidad de la investigación principal de Gadd, que tiene que ver con cómo los hongos pueden transformar metales. Gadd y su equipo han analizado previamente cómo los hongos pueden cambiar el plomo en el suelo contaminado a una forma más estable y menos peligrosa, y cómo los hongos pueden ayudar a recuperar elementos poco demandados, como el selenio y el cobalto, de los materiales de desecho. Este proceso, conocido como "biorecuperación", se considera un importante frente emergente en la lucha contra la contaminación y en el esfuerzo por mantener una cantidad constante de elementos preciosos en circulación, a pesar de las tensiones geopolíticas.
Es importante tener en cuenta que, aunque N. crassa se llama moho de pan rojo, no es el material borroso que encuentras creciendo en tu baguette rancio, dice Gadd.
"Originalmente, cuando se descubrió, creo que estaba aislado de un trozo de pan, pero en realidad es extremadamente raro", explica. "Si tu pan se ha ido, en realidad es de otros organismos".
Gadd y su equipo a menudo trabajan con N. crassa porque crece rápidamente y se ha secuenciado todo su genoma. Pero otros organismos probablemente pueden efectuar la misma transformación.
"El siguiente paso sería explorar adecuadamente [este trabajo] en un contexto aplicado, escalar, mejorar el rendimiento, investigar la economía", dice Gadd.
Sin embargo, eso podría estar en el futuro, y el trabajo principal de Gadd continúa centrándose en el uso de hongos para la recuperación biológica.
Entonces, la próxima vez que veas moho en la casa, dale un poco de respeto. Este hongo humilde puede ser el futuro de la energía sostenible.