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Un nuevo canal a través de Centroamérica podría tener consecuencias devastadoras

Cuando los equipos de construcción comiencen a cavar un nuevo canal este mes en Nicaragua, conectando el Pacífico y el Atlántico, será una bendición para el transporte marítimo mundial y, según el gobierno, para la economía de la segunda nación más pobre de América. Pero los activistas, científicos y otros están cada vez más alarmados por el impacto ambiental de un canal artificial de 173 millas, más ancho, más profundo y tres veces y media más largo que el Canal de Panamá.

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Desarrollado por Wang Jing, un enigmático industrial chino con vínculos con el partido gobernante de China, el Gran Canal de Nicaragua costará aproximadamente $ 40 mil millones y tardará cinco años en construirse. Con 90 pies de profundidad y 1.706 pies de ancho en su parte más ancha, el canal acomodará a los superpetroleros de carga más nuevos, que son más largos que el Empire State Building y llevan 18, 000 contenedores de envío. Los barcos son demasiado grandes para pasar por el Canal de Panamá (incluso después de que se complete una expansión de $ 5 mil millones) o para atracar en cualquier puerto de los Estados Unidos.

El nuevo canal y su infraestructura, desde carreteras hasta tuberías y plantas de energía, destruirán o alterarán casi un millón de acres de selva tropical y humedales. Y eso no incluye el Lago de Nicaragua, un querido embalse interior de 3, 191 millas cuadradas que proporciona agua potable a la mayoría de los nicaragüenses. El canal atraviesa el lago y los críticos dicen que el tráfico de barcos contaminará el agua con productos químicos industriales e introducirá plantas y animales destructivos e invasivos.

Nicaragua-Canal.jpg (Puertas de Guilbert)

Además, la ruta del canal se encuentra en medio de un cinturón de huracanes, dice Robert Stallard, un hidrólogo investigador del Servicio Geológico de los Estados Unidos y el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. "Es probable que veas huracanes mucho más poderosos que cualquier cosa que haya golpeado a Panamá y lo hará", dice Stallard. Una tormenta como el huracán Mitch, que mató a 3.800 personas en Nicaragua en 1998, probablemente causaría la inundación del canal, provocando deslizamientos de tierra que romperían las esclusas y presas. Las comunidades, hogares, carreteras y líneas eléctricas quedarían inundadas.

El gobierno nicaragüense aún no ha publicado los análisis prometidos de los probables impactos ambientales del canal, e incluso ha esquivado la solicitud de la vecina Costa Rica de compartir planes de desastre. "Tenemos una falta de información y una amenaza potencialmente grande para el medio ambiente", dice Jorge A. Huete-Pérez, vicepresidente de la Academia de Ciencias de Nicaragua. "El gobierno solo quiere apresurar el proceso". Los verdaderos beneficios del canal no pueden calcularse, argumentan Huete-Pérez y otros, siempre y cuando los costos para los bosques, canales y vida silvestre de Nicaragua permanezcan ocultos.

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