https://frosthead.com

Es difícil proteger a los mamíferos del Ártico cuando no sabemos cuántos viven allí

Los osos polares, las morsas y las belugas son solo algunos de los grandes mamíferos iónicos que dependen de la lejanía helada del Ártico para sobrevivir. A medida que el clima cambia y el hielo marino se derrite, se hace más evidente que sus poblaciones se verán afectadas: las belugas ahora están infectadas por un parásito que generalmente se encuentra en los gatos, el riesgo para los osos polares es tan grande que son un símbolo no oficial de especies amenazadas, las morsas pisotean las playas cuando no pueden encontrar hielo y los animales híbridos inusuales se están volviendo más comunes. Estos son signos de un sistema fuera de balance.

Pero para comprender exactamente lo que está sucediendo, los científicos necesitan números: deben poder decir con certeza que ciertas poblaciones de animales están disminuyendo, muriendo o esperando. Ahí es donde las cosas se ponen difíciles. Según un nuevo estudio, publicado en Conservation Biology, simplemente no tenemos datos suficientes para descubrir qué está pasando con 51 de las 78 subpoblaciones conocidas de mamíferos del Ártico. De los 27 que podemos deducir, ocho están disminuyendo (incluidos grupos de osos polares y focas); diez están aumentando (incluyendo ballenas y morsas); y nueve son estables.

Eso deja mucha información faltante. Entonces, cuando una compañía u otra busca perforar petróleo en el Ártico, los investigadores no pueden ofrecer evidencia de si esa acción dañará irrevocablemente a los animales que viven allí o no. Del mismo modo, no pueden establecer límites bien informados para la caza de narvales u otros animales, una parte importante de la vida de las poblaciones indígenas. Para Science, Virginia Gewin escribe:

Según los investigadores, esa brecha de datos resalta la difícil tarea que enfrentan los gobiernos interesados ​​en administrar el ecosistema ártico. Aún así, "reunir este panorama general es un paso enormemente importante para las agencias de manejo", dice Rosa Meehan, jefa jubilada de manejo de mamíferos marinos del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. En Anchorage, Alaska, y presidenta de un panel que asesora al Consejo Ártico multinacional sobre cuestiones de conservación. Los estudios anteriores se han centrado en una sola especie, lugar o industria, señala, "pero esto expone todo sobre la mesa ... podemos comenzar a ver patrones superpuestos, lo que nos ayudará a identificar las áreas con mayor riesgo de cambio más extremo".

El manejo de las poblaciones animales es aún más difícil porque las opciones conservacionistas son limitadas. Los animales grandes como las ballenas no pueden ser trasladados a otras áreas o criados fácilmente. Todo lo que se puede hacer es proteger el hábitat que tienen y trabajar para minimizar los factores estresantes provocados por el hombre, como el ruido y la contaminación. Una idea es preservar un área en el Ártico donde el hielo marino del verano parece permanecer cuando todo lo demás se derrite estacionalmente. La World Wildlife Foundation lo llama la "Última área de hielo", y puede ser la última esperanza para los animales del Ártico.

Es difícil proteger a los mamíferos del Ártico cuando no sabemos cuántos viven allí