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¿Qué se siente ser invisible?

¿Cómo se sentiría ser, en cierto sentido, un cerebro sin cuerpo? Ahora un puñado de personas en Suecia puede decírtelo.

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Estas personas invisibles en realidad no desaparecieron. No había capas mágicas, anillos malvados o dispositivos de camuflaje involucrados, y otras personas aún podían verlos. Pero creyeron hasta cierto punto que sus cuerpos habían desaparecido, gracias a un elaborado truco psicológico. Y parece que perder su cuerpo puede tener un efecto secundario positivo. "La experiencia de tener un cuerpo invisible parece reducir el estrés, específicamente el estrés que sentimos al estar frente a extraños", dice Arvid Guterstam, neurocientífico cognitivo del Instituto Karolinska, cuyo equipo describe el hallazgo esta semana en Scientific Reports.

Que las personas puedan ser engañadas de esta manera no es del todo sorprendente. Aunque poderoso, el cerebro tiene sus límites, y reconstruir la información reunida por los sentidos requiere algunas conjeturas y completar espacios en blanco. Eso significa que incluso nuestra experiencia cotidiana de la realidad puede considerarse como un truco de la mente. "Casi todo lo que percibimos es una ilusión basada en información parcial", dice Susana Martinez-Conde, neurocientífica del Centro Médico SUNY Downstate. "La mayoría de las veces el cerebro hace un trabajo bastante bueno, pero a veces realmente se equivoca".

Investigar por qué el cerebro a veces falla puede revelar cómo hace las cosas bien el resto del tiempo. Considere la ilusión clásica de la mano de goma: acaricie la mano de una persona mientras está oculta debajo de una mesa y, al mismo tiempo, acaricie una mano protésica a plena vista. El dueño de la mano comenzará a pensar en la prótesis como parte de su cuerpo. Los escaneos realizados durante esta ilusión han resaltado las regiones del cerebro involucradas en la confusión, ayudando a los científicos a identificar las neuronas cuyo trabajo es combinar datos de diferentes sentidos.

Circunstancias extraordinarias fuera del laboratorio también pueden distorsionar nuestras relaciones con nuestros cuerpos. Los amputados hablan de miembros fantasmas que se extienden desde los tocones donde solían estar sus brazos o piernas. Y se sabe que el daño a la columna da lugar a la sensación de un segundo cuerpo que se proyecta en ángulo desde el cuello, flotando en el espacio vacío.

Inspirada en estos casos de carne fantasmal, la nueva ilusión comenzó con gafas de realidad virtual. Los voluntarios con gafas que estaban completamente intactos miraron hacia abajo y no vieron sus barrigas y piernas, sino solo un espacio vacío: una transmisión en vivo grabada por una cámara cercana apuntando al piso. Eso no sería un gran truco por sí solo. Pero Guterstam luego acarició el estómago de cada voluntario con un pincel invisible mientras agitaba un segundo cepillo debajo de la cámara, donde se podía ver bailando solo. Si el par de pinceles se movía en los mismos patrones al mismo tiempo, las cosas se ponían extrañas.

Ante información contradictoria, la sensación de las cerdas contra sus torsos chocando con la vista de un cepillo que no toca nada, muchas personas experimentaron la extraña sensación de que su cuerpo se había vuelto transparente. Este hechizo demostró ser poderoso. Cuando aquellos que sucumbieron a él vieron un cuchillo ser empujado a través del espacio vacío, su piel reaccionó. Su conductancia eléctrica aumentó, lo que los investigadores interpretaron como una reacción de estrés a esta amenaza contra el yo invisible. Los voluntarios que vieron un cuchillo pero no experimentaron la ilusión de invisibilidad tuvieron una reacción mucho menor.

"Es interesante que puedan apagar el cuerpo, y el yo parece continuar", dice Patrick Haggard, del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College de Londres. "Esto sugiere que nuestro sentido de identidad podría ser menos dependiente del cuerpo material de lo que se ha propuesto anteriormente".

brush.jpg El coautor del estudio, Zakaryah Abdulkarim (en el centro) usa un pincel para convencer a alguien de su invisibilidad. (Staffan Larsson)

Con la esperanza de aprovechar esta ilusión, los investigadores probaron un último experimento. Los voluntarios con gafas levantaron la vista del espacio vacío y vieron la sorprendente vista de una multitud de personas mirándolos, no una audiencia real allí en la sala, sino una imagen convincente de una multitud virtual. Esto no fue muy agradable, como se informó en las encuestas e indicado por los aumentos en la frecuencia cardíaca. Pero los participantes parecían experimentar un poco menos de estrés, en promedio, si estaban bajo la influencia de la ilusión de invisibilidad.

"No es una diferencia dramática, pero es una diferencia que no puede explicarse por casualidad", dice Guterstam.

La realidad virtual podría ser una herramienta para tratar la ansiedad social, un miedo intenso a las situaciones sociales acompañado de síntomas físicos como latidos cardíacos, sudoración y temblores. Un tratamiento común para quienes padecen el trastorno es la terapia cognitiva conductual, en la que alguien está expuesto a situaciones sociales cada vez más difíciles. Ser capaces de volverse invisibles, al menos en la propia mente, podría ayudar a las personas a hacer frente a este proceso, sugieren los autores del estudio.

Aunque los datos preliminares son intrigantes, la ilusión aún está muy lejos del uso terapéutico, dice Lorimer Moseley, neurocientífico cognitivo del Instituto Sansom para la Investigación en Salud de la Universidad de Australia del Sur. Él ya ha desafiado los beneficios reportados de otras ilusiones, incluida la capacidad del truco de mano de goma para aliviar el dolor que los amputados a menudo sienten en sus extremidades fantasmas. Moseley está ansioso por poner a prueba este nuevo truco. "Son descubrimientos como estos los que plantan una semilla en la mente de personas como yo", dice.

En última instancia, Guterstam espera abordar una preocupación más filosófica: cómo ser invisible influye en las decisiones morales. Es un tema favorito de los escritores de ficción: el hombre invisible de HG Wells inventa una pintura especialmente oculta solo para convertirse en ladrón y terrorista. Los superhéroes de cómic, por otro lado, a menudo usan su don inusual para hacer del mundo un lugar mejor. Y con la proliferación de materiales de camuflaje que se están investigando en laboratorios de todo el mundo, los hechos pueden ponerse al día con la ficción, lo que plantea algunos dilemas éticos. “¿Ganar el poder de la invisibilidad corrompe la naturaleza moral humana? Tenemos una nueva herramienta para responder esta pregunta ”, dice Guterstam.

¿Qué se siente ser invisible?