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Un cuarto del antílope Saiga del mundo está muerto

Enérgicos, de aspecto ligeramente extraño y reconocibles al instante, los antílopes Saiga encuentran seguridad en números durante sus espectaculares migraciones masivas. Pero desde principios de la década de 2000, se los ha considerado en peligro crítico. Ahora, los frágiles antílopes están haciendo otra cosa en masa: morir. Como informa la BBC Victoria Gill, se cree que una cuarta parte de la población mundial de saiga murió en Mongolia.

Es una noticia devastadora para una especie cuya existencia ya está amenazada. Los científicos le dicen a Gill que la culpa es de la peste bovina ovina, una enfermedad también conocida como peste ovina, Peste des Petits Ruminants o PPR. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la enfermedad altamente contagiosa puede afectar hasta el 90 por ciento de un rebaño de animales y mata hasta el 70 por ciento de los animales que la contraen. La PPR es viral y tiene una variedad de síntomas, que incluyen fiebre, problemas estomacales y neumonía, entre otros. Se transmite por el contacto cercano entre los animales, y para las criaturas de campo libre como el antílope, que no son manejados por granjeros o cuidadores, puede enfurecerse sin control.

La noticia es especialmente devastadora para el antílope Saiga, cuyo número ya es tan bajo que la UICN considera que la especie entera está en peligro crítico. Aunque se cree que una población de al menos un millón había existido ya en 1994, su número ha disminuido desde entonces. Los animales fueron cazados en el olvido por cazadores que buscaban sus cuernos para venderlos a países asiáticos para uso médico. Como informa Erica Goode del New York Times, se cree que solo 50, 000 saiga mongol viven hoy.

Esta no es la primera vez que saiga ha sido eliminada. En 2015, casi la mitad de la población mundial, más de 120, 00 animales, murió en el transcurso de solo dos semanas. Aunque la causa fue inicialmente un misterio, los científicos y conservacionistas ahora piensan que se debió a una infección bacteriana. En total, el 95 por ciento de los animales se han perdido en solo una década.

¿Cómo se puede detener la epidemia potencialmente desastrosa? Como informa Gill, se están quemando cadáveres de animales para evitar la propagación de PPR. Pero los animales que sobreviven podrían ser débiles y susceptibles a otras enfermedades y los conservacionistas temen que la especie ahora esté condenada. Es una noticia horrible no solo para el antílope, sino también para el ecosistema de los pastizales donde viven. Otros animales podrían atrapar PPR, y los leopardos de las nieves en peligro de extinción, que dependen de la saiga para alimentarse, también podrían sufrir. La carrera está en marcha para erradicar el PPR y salvar a estos antílopes de aspecto extraño de la extinción.

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