Cada año, durante la última semana de agosto, decenas de miles acuden al desierto de Black Rock de Nevada para participar en el Festival Burning Man. Se sienten atraídos por la cultura radical de descommodificación del festival, así como por una asombrosa colección de arte externo. Las instalaciones de arte tienden hacia lo tremendo y lo surrealista: criaturas marinas que arrojan fuego, monstruos míticos griegos y extrañas esculturas de cuerpos humanos son vistas familiares en la playa. Y, por supuesto, también existe la quema anual y ritual de una efigie de madera masiva conocida solo como "el Hombre".
Las estimaciones sugieren que 70, 000 personas asistieron al Burning Man de este año, que terminó el domingo. Algunas de las instalaciones más extrañas y salvajes del festival, organizadas en torno al tema "Carnaval de los espejos", se recogen arriba.