La teoría de los simios acuáticos, ahora ampliamente descartada, trata de explicar los orígenes de muchos de los rasgos únicos de la humanidad. Popularizada en la década de 1970 y 1980 por la escritora Elaine Morgan, la teoría sugiere que los primeros homínidos vivieron en el agua al menos parte del tiempo. Este estilo de vida acuático supuestamente explica nuestros cuerpos sin pelo, lo que nos hizo más ágiles para nadar y bucear; nuestro caminar erguido de dos patas, lo que facilitó el vadeo; y nuestras capas de grasa subcutánea, que nos aislaron mejor en agua (piense en grasa de ballena). La teoría incluso vincula una existencia acuática con la evolución del habla humana.
La hipótesis se encontró con tantas críticas que ni siquiera se menciona en los libros de texto de evolución humana. Pero eso no significa que los hábitats acuáticos no desempeñaron algún tipo de papel en la vida de nuestros antepasados.
En 2009, Richard Wrangham de la Universidad de Harvard y sus colegas sugirieron en el American Journal of Physical Anthropology (PDF) que los hábitats acuáticos poco profundos permitieron que los homínidos prosperasen en las sabanas, lo que permitió a nuestros antepasados moverse de bosques tropicales a pastizales abiertos.
Hace aproximadamente 2.5 millones a 1.4 millones de años, cuando surgió el género Homo, África se volvió más seca. Durante ciertas estaciones, las sabanas ya secas se volvieron aún más áridas, lo que dificulta a los homínidos encontrar comida adecuada. Pero el equipo de Wrangham argumenta que incluso en este ambiente inhóspito había oasis: humedales y orillas de los lagos. En estos hábitats acuáticos, los nenúfares, las espadañas, las hierbas y otras plantas habrían tenido partes subterráneas comestibles y nutritivas (raíces y tubérculos) que habrían estado disponibles durante todo el año. Estos alimentos "alternativos" habrían conseguido homínidos durante los tiempos de escasez.
Los investigadores basaron sus argumentos en el comportamiento moderno de los primates. Por ejemplo, los babuinos en el Delta del Okavango de Botswana, que se inunda cada verano, comienzan a comer muchas raíces de lirio de agua cuando la fruta se vuelve escasa. Y los cazadores-recolectores en partes de África y Australia también comen muchas raíces y tubérculos de plantas acuáticas.
El registro fósil también insinúa la importancia de los ambientes acuáticos. Wrangham y su equipo observaron cerca de 20 sitios de fósiles de homínidos en el este y Sudáfrica. En África oriental, la evidencia geológica y fósil sugiere que los homínidos vivían en áreas con lagos o praderas inundadas. Los sitios sudafricanos tendían a ser más secos, pero todavía estaban ubicados cerca de los arroyos.
Los investigadores dicen que la búsqueda de comida en estos entornos puede haber llevado a caminar erguido habitual. Hoy en día, los chimpancés y los gorilas se aventuran ocasionalmente en cuerpos de agua poco profundos, y cuando lo hacen, se meten sobre dos patas. Que tiene sentido. Vadear bípeda permite a los simios mantener sus cabezas sobre el agua. A medida que nuestros primeros antepasados pasaron más y más tiempo vadeando en posición vertical, se volvió beneficioso desarrollar una anatomía especializada para caminar con las dos piernas.
Wrangham y sus colegas reconocen que su caso se basa en evidencia circunstancial. No hay pruebas directas de que así es como vivían los homínidos. Y la evidencia tiene explicaciones alternativas. Por ejemplo, los hábitats acuosos permiten una mejor conservación de los fósiles, por lo que encontrar homínidos en lugares acuosos puede no ser representativo de dónde pasaron la mayor parte de su tiempo.
Entonces, como la mayoría de las cosas en la evolución humana, el debate está abierto de par en par. ¿Qué papel crees que desempeñaron los humedales y las orillas de los lagos en la vida de nuestros antepasados?