Los templos de Angkor en Camboya son conocidos por su sensación de mundo perdido, gracias en parte a los árboles y la vegetación que han colonizado las estructuras. Mientras que las raíces gigantes y los troncos que se vierten sobre bloques y tallados antiguos se ven geniales, los árboles son en realidad una fuerza destructiva que actúa sobre las sienes. Ahora, sin embargo, ha surgido evidencia de que, en algunos casos, los árboles también están haciendo exactamente lo contrario: están protegiendo en lugar de destruir los templos.
Los hallazgos se refieren específicamente a los espesos bosques que crecieron alrededor de los templos después de que fueron abandonados en el siglo XV. Durante siglos, Angkor quedó en gran medida en manos de la naturaleza. Sin embargo, en el siglo XX, el interés en el misterioso complejo en expansión comenzó a aumentar. Las fotos tomadas en 1905, por ejemplo, muestran un templo, Ta Keo, completamente envuelto en la jungla. Sin embargo, las fotos del mismo templo en 1920 muestran una parcela árida libre de árboles o vegetación.
Los investigadores decidieron probar si limpiar o no la vegetación tenía algún impacto en los templos. Compararon Ta Keo, que nunca sufrió ninguna restauración, con Beng Mealea ("el estanque de loto"), otro templo que fue construido con el mismo tipo de piedra arenisca pero cuyos alrededores de la jungla nunca fueron manipulados. El equipo analizó digitalmente las estructuras y esculturas de los dos edificios y descubrió que el 79 por ciento de las esculturas originales de Beng Mealea todavía están en gran parte intactas y en buenas condiciones, en comparación con solo el siete por ciento de las de Ta Keo. Sin el amortiguador protector del bosque, la piedra del templo, explican los autores, no podría resistir el "fuerte impacto del sol tropical y las lluvias monzónicas".
"La interrupción de las estructuras arqueológicas por las raíces de los árboles individuales se puede observar localmente en Angkor, pero esto no niega la función de amortiguación general dominante de la cubierta forestal", concluyen los autores. "En Angkor y otros sitios del patrimonio cultural, este 'efecto paraguas' bioprotector debe considerarse como un valioso servicio del ecosistema a tener en cuenta al definir e implementar estrategias de gestión sostenible".