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Una escena del crimen prehistórico

En 1996, investigadores del Parque Provincial de Dinosaurios de Canadá recuperaron la mandíbula parcial izquierda de un gran tiranosaurio. Se habían encontrado numerosos restos de tiranosaurios en el lugar antes, pero este era especial. Incrustado en el hueso estaba el diente de un segundo tiranosaurio.

Este espécimen estuvo en una colección del museo durante varios años, pero ahora los paleontólogos Phil Bell y Philip Currie lo han descrito en la revista Lethaia . Es uno de los fósiles raros que captura las acciones de un depredador. Sin embargo, descubrir lo que realmente le sucedió al tiranosaurio que fue la víctima fue como reconstruir una escena del crimen.

La primera tarea fue identificar a la víctima. Los investigadores no tenían una mandíbula completa para trabajar, pero al estimar su tamaño y compararlo con las mediciones de otros dinosaurios, determinaron que probablemente provenía de Daspletosaurus o Gorgosaurus . (Aunque preferían Gorgosaurus debido a la abundancia de sus restos. Los fósiles de Daspletosaurus son más raros). La identificación precisa es difícil, pero el hueso ciertamente proviene de un tiranosaurio de ese tamaño y ambos géneros han sido descubiertos antes en el parque.

Entonces, ¿quién fue el asesino? Dejaron una de sus armas, la punta de un solo diente, detrás. Una vez más, los paleontólogos no podían estar absolutamente seguros de qué especie de dinosaurio provenía, pero el diente coincidía con el tipo de tiranosaurio, lo que significa que la víctima probablemente había sido mordida por un miembro de la misma especie o uno muy relacionado.

A partir de ahí, Bell y Currie intentaron reconstruir lo que sucedió. Hay varios escenarios. Quizás dos tiranosaurios estaban peleando y uno mordió al otro en la cara, perdiendo un diente en el proceso. Si este fuera el caso, entonces la víctima debe haber muerto muy poco después, ya que el hueso alrededor del diente no muestra signos de curación. Si no muriera de inmediato, habría muerto a las pocas semanas de la batalla.

Otra posibilidad es que la víctima ya estaba muerta y era una comida para otro tiranosaurio. Esto explicaría la falta de curación ósea, aunque se desconoce por qué el dinosaurio carroñero mordería el tiranosaurio muerto en la cara. Hay alguna evidencia de que los tiranosaurios se mordieron en la cara durante las peleas mientras estaban vivos, pero es imposible saber con certeza si este caso representa una pelea o una búsqueda. Como a veces sucede con las escenas del crimen, el rastro de evidencia se ha enfriado, pero dicha evidencia podría ser útil para comprender el comportamiento del tiranosaurio si se encuentra evidencia similar en el futuro.

Una escena del crimen prehistórico