La Luna nació de la Tierra: una gota de roca fundida enviada en espiral al espacio después de una colisión masiva hace 4.500 millones de años. Años de actividad volcánica y bombardeo de asteroides golpearon a la Luna en su forma actual: una tierra seca y desolada. Pero, debajo de su superficie maltratada, la Luna esconde rastros de su ascendencia: en el fondo del material lunar, hay agua, según una nueva investigación.
El agua en la Luna puede sonar extraña, pero en realidad se ha informado y confirmado muchas veces. Se ha encontrado agua que recubre las paredes de los cráteres lunares, enterrada dentro de las capas de la superficie lunar y en rocas recogidas por los astronautas del Apolo. Pero hay una gran diferencia entre el agua descubierta previamente y el agua descrita en el nuevo estudio, un proyecto encabezado por Rachel Klima de la NASA.
Los investigadores piensan que el agua del cráter y el agua del suelo llegaron después de que se formó la Luna. El agua puede ser entregada por cometas helados o producida a través de interacciones químicas con el viento solar. Sin embargo, en el nuevo estudio, los investigadores observaron el enorme cráter Bullialdhus de 38 millas de ancho. Los científicos piensan que un impacto gigante en el centro del cráter forzó parte del subsuelo de la Luna a la cima: es una ventana que mira de 4 a 6 millas hacia el interior de la Luna. En estas rocas lunares interiores, los investigadores encontraron un pico en hidroxilo, la mitad de una molécula de agua, unida químicamente al material original de la Luna, una señal de que ha estado allí desde que se formó la Luna.
"Creo que sería muy difícil tener esta agua en otro lugar que no sea original para el material que formó la luna", dijo Klima a ABC.
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