En 1918, los paleontólogos del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian estaban bastante ocupados. En lugar de salir al campo para recolectar más especímenes, cortaron los especímenes que ya habían sido recolectados para poder exhibirlos. Cuando el famoso coleccionista de fósiles Sin embargo, Charles H. Sternberg llamó con algunos especímenes, pero el personal del Smithsonian no pudo evitar adquirir otro esqueleto espectacular para su espacio de exhibición.
Hace unos 100 y 65 millones de años, un mar interior cortó lo que ahora es América del Norte a la mitad. Llamado Western Interior Seaway, este cuerpo de agua fue el hogar de algunos de los depredadores marinos más impresionantes que jamás hayan existido: los mosasaurios. Estas criaturas estaban más estrechamente relacionadas con los lagartos que con los dinosaurios, pero eran depredadores poderosos con mandíbulas inferiores que podían inclinarse hacia afuera para engullir presas particularmente grandes. Uno de los géneros más grandes fue Tylosaurus, y en 1919 Sternberg tenía un espécimen casi completo de este antiguo depredador marino a la venta.
El Smithsonian no tenía un mosasaurio completo en ese momento y rápidamente compró el premio. Según lo relatado por el paleontólogo Charles Gilmore en una pieza de 1921 en Scientific American, los huesos fueron retirados de la tiza en la que fueron incrustados, limpiados y colocados en una pose de buceo en un panel para exponerse en las salas de paleontología del museo. Todavía se puede ver allí hoy, pero parte del material asociado del esqueleto no se exhibe.
En 2004, el paleontólogo Mike Everhart informó que cuando Sternberg encontró por primera vez el esqueleto de Tylosaurus, tenía los restos parcialmente digeridos de un plesiosaurio dentro de la cavidad corporal. ¡Este mosasaurio había muerto con restos de una comida de plesiosaurio todavía en su estómago! Sin embargo, por una razón desconocida, Gilmore no comentó esto a pesar de que las partes de plesiosaurio se separaron y se colocaron en la colección Smithsonian. Quizás los científicos del Smithsonian no lo sabían en ese momento, pero habían conseguido dos "monstruos marinos" por el precio de uno (¡incluso si no quedaba mucho del plesiosaurio!).