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Potente llamarada solar pinta el cielo con auroras de color caramelo

La Tierra acaba de ser golpeada por el sol, lo que significa que es un buen momento para tomar su cámara. Una erupción solar que estalló el martes provocó vívidas exhibiciones aurorales el jueves por la noche para personas en sitios del norte, incluidos Canadá, Alaska y Escandinavia. Pero una bengala aún más poderosa vino sobre sus talones, y se espera que desencadene algunas auroras sobrealimentadas este fin de semana, posiblemente pintando los cielos en latitudes más bajas.

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Una llamarada solar es una explosión de radiación desencadenada por la liberación de energía magnética de la atmósfera superior del sol, o corona. Las bengalas generalmente están relacionadas con manchas oscuras en la superficie solar llamadas manchas solares, que también son impulsadas por la actividad magnética.

"Las erupciones generalmente provienen de regiones donde han surgido fuertes campos magnéticos desde el interior del sol", dice Leon Golub, un científico del telescopio espacial del Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA y del Observatorio Astrofísico Smithsonian en Massachusetts. "Las manchas solares también se forman de esa manera, por lo que las dos cosas tienden a ocurrir juntas".

El 9 y 10 de septiembre, una bandada de manchas solares llamada Región Activa 2158 estaba dirigida hacia la Tierra cuando la región lanzó erupciones solares. Este video compuesto de SDO muestra la segunda explosión en múltiples longitudes de onda, que revela cómo se ve el sol a diferentes rangos de temperatura. Esto ayuda a los científicos a ver lo que sucede en la superficie del sol y en las múltiples capas de su atmósfera, para que puedan comprender mejor qué impulsa la actividad, como las erupciones.

Si bien la erupción del martes fue moderada, el evento del miércoles fue una erupción solar de clase X, el tipo más poderoso. Según Golub, estas fuertes erupciones casi siempre desencadenan eyecciones de masa coronal (CME): nubes de materia ionizada arrojadas desde la corona del sol. Cuando se apunta a la Tierra, un CME puede canalizar una afluencia de partículas cargadas a lo largo de las líneas de campo magnético de nuestro planeta. Estas partículas luego interactúan con las moléculas en nuestra atmósfera para crear auroras de múltiples colores. Pero también pueden desencadenar tormentas geomagnéticas alrededor de la Tierra que pueden interrumpir los satélites, bloquear las comunicaciones de radio y potencialmente dañar la red eléctrica.

Una vez liberado del sol, un CME puede tardar un par de días en llegar a la Tierra. Los datos de los satélites de monitoreo solar como SDO están ayudando a los investigadores a pronosticar dicha actividad solar y las tormentas geomagnéticas resultantes, para que podamos protegernos de los peores impactos.

"Nuestro objetivo es predecir estos eventos por adelantado y saber cuáles serán perjudiciales", dice Golub. "Nos estamos acercando a eso, y cada uno de los que observamos nos acerca".

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