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Nueva Zelanda envió un cohete impreso en 3D al espacio

Desde arreglos domésticos hasta órganos artificiales, la impresión 3D está apareciendo en todas partes. Pero la startup internacional Rocket Lab está pensando aún más: cohetes. Hoy, su cohete impreso en 3D llegó con éxito al espacio.

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Como informa Reuters, el cohete, llamado Electrón, completó un exitoso lanzamiento de prueba desde la remota península de Mahia en Nueva Zelanda. Con una velocidad de 55 pies de largo, el cohete de bajo costo alimentado por batería llegó al espacio después de múltiples retrasos climáticos a principios de esta semana.

En este caso, "espacio" no significa órbita. "No llegamos a la órbita y estaremos investigando por qué", dijo Peter Beck, fundador y CEO de la compañía, en un comunicado de prensa. No obstante, el cohete compuesto de carbono, cuyo motor tardó 24 horas en imprimirse, superó la atmósfera de la Tierra con una carga de sensores. Ahora se analizarán los datos para descubrir cómo mejorar el cohete.

Su construcción impresa en 3D no fue lo único nuevo sobre el Electron. Como señala la BBC, fue el primer lanzamiento de este tipo desde una instalación privada. La existencia de pequeñas naves espaciales disponibles en privado podría crear nuevas oportunidades para poner en órbita satélites y otras tecnologías por menos dinero, y dado que Nueva Zelanda no tiene tanto tráfico aéreo como los EE. UU., Podría permitir que la industria privada lo haga más a menudo con menos alboroto.

Grant Bradley, del New Zealand Herald, informa que los funcionarios del gobierno y los kiwis están entusiasmados con el potencial de una industria espacial en su país. Sin embargo, no todos están encantados con el lanzamiento. Como señala Reuters, la gente de Mahia, que es en gran parte maorí, se quejó de que su casa se convirtió en una plataforma de lanzamiento, especialmente a la luz de los planes de Rocket Lab para lanzarse regularmente en el futuro.

Sin duda, alguien más estaba observando el lanzamiento del cohete: la NASA. En 2015, la agencia otorgó a Rocket Lab un contrato de $ 6.9 millones para descubrir cómo enviar pequeños CubeSats (satélites en miniatura) al espacio sin obligar a los dispositivos a engancharse en otros lanzamientos de cohetes. Una vez que eso suceda, podría hacer que la investigación espacial sea mucho menos riesgosa, produciendo nueva información científica valiosa sin una inversión gigantesca.

¿Son los cohetes impresos en 3D realmente la ola del futuro? No lo sabremos hasta que estén en uso regular, pero el lanzamiento muestra que la posibilidad está más cerca que nunca.

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