Más que su apariencia es notable sobre las focas elefantes. Pueden sumergirse hasta una milla de profundidad, donde la presión es aplastante, y permanecer bajo el agua por hasta dos horas. Incluso si sus músculos almacenan oxígeno y sus bazos actúan como tanques de buceo, exprimiendo el oxígeno en el torrente sanguíneo según sea necesario (al igual que los bazos de los caballos de carreras), los científicos pueden explicar solo 50 minutos de inmersión de dos horas.
La investigación tiene implicaciones para los buzos humanos y para varias áreas de la medicina: reducir el trauma quirúrgico, controlar las arritmias cardíacas y situaciones de privación de oxígeno como los niños sumergidos en agua helada (a veces sobreviven a inmersiones de 30 minutos) y el síndrome de muerte súbita infantil, que puede tener que ver con interrupciones de la respiración.