Hacer investigación ambiental no es fácil. Desde animales salvajes hasta mal tiempo, los investigadores tienen que saltar muchos obstáculos inesperados mientras recopilan datos. Pero como informa Ashifa Kassam de The Guardian, para un grupo de científicos climáticos canadienses, el obstáculo que se interpuso en su camino fue su propio tema de investigación: el cambio climático.
Un gran estudio llamado BAYSYS se lanzó a principios de este año con el objetivo de comprender cómo el cambio climático afecta la Bahía de Hudson. BAYSYS es una empresa masiva. El proyecto está compuesto por cinco equipos de investigación de científicos de siete universidades canadienses y Manitoba Hydro, y cuesta más de $ 11 millones de dólares. Pero en mayo, la primera etapa del viaje salió terriblemente mal y los científicos se vieron obligados a regresar.
Culpe a un grupo de icebergs por el viaje abandonado. Como informa Kassam, un rompehielos que los investigadores estaban usando se desvió de la costa de Terranova cuando enormes trozos de hielo atraparon barcos en el área. Cuando el equipo estudió el hielo que sostenía su bote, observa Kassam, se dieron cuenta de que era el hielo del Ártico que se había dirigido hacia el sur debido a, lo adivinaron, el cambio climático.
La Guardia Costera canadiense le dice a Laura Glowacki de CBC News que nunca habían visto ese tipo de condiciones en el área. Glowacki informa que el hielo era hielo de varios años, no las variedades más delgadas que se pueden encontrar en la costa de América del Norte. Por lo general, se forma en el Ártico debido a la geografía sin litoral de la región. Pero debido a que se forma a lo largo de muchos años en lugar de una sola temporada, explica el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo, es mucho más difícil que otros hielos y puede ser difícil para los rompehielos como el utilizado por los científicos canadienses para navegar y despejarse.
Según la NASA, más del 13 por ciento de todo el hielo marino del Ártico se derrite cada década. Este hielo derretido sirve como una especie de referente de la severidad y el ritmo del cambio climático. El derretimiento es impulsado por una atmósfera cálida, que a su vez calienta los océanos. A medida que circula agua más cálida, el hielo de varios años se adelgaza. Trozos de este hielo se desprenden y son arrastrados por las corrientes oceánicas. El adelgazamiento también reduce las propiedades aislantes del hielo, que protege la atmósfera ártica helada de las aguas oceánicas relativamente cálidas. Pero sin esta barrera, la atmósfera no tiene aislamiento del calor del océano, lo que calienta aún más el planeta.
En el futuro, esa fusión podría hacer mucho más que acortar las misiones científicas. Como señala el físico oceánico Peter Wadhams para Yale Environment 360, los científicos esperan un aluvión de efectos en cascada del derretimiento del hielo del Ártico. Se espera que el hielo ártico que queda absorba menos calor, calentando las temperaturas globales. A medida que el permafrost se derrite, arroja metano caliente a la atmósfera. Y toda esa fuga de agua significa más vapor de agua atmosférico, que a su vez calienta aún más el aire.
En cuanto a la expedición, no todo está perdido. Kassam informa que su segunda etapa continuará en julio. En todo caso, muestra cuán importante será la investigación del cambio climático siempre que los científicos puedan llegar a las áreas que necesitan explorar para obtener más información.