¿Puede un árbol ser político? Las plantas no son exactamente capaces de expresar opiniones políticas o votar. Pero de vez en cuando, la Madre Naturaleza se ve envuelta en una disputa diplomática. Tomemos a Corea del Sur, que tiene una historia larga y complicada con su antiguo ocupante colonial, Japón. Ahora, informa AFP, el archivo nacional del país recientemente arrancó 12 árboles kaizuka .
El grupo de árboles japoneses es una variedad de enebro conocida por sus hojas perennes y su valor decorativo. Pero para algunos coreanos, son cualquier cosa menos una bonita planta. Por el contrario, representan la colonización del país por 35 años en la primera mitad del siglo XX.
Durante la ocupación japonesa de Corea, el gobierno colonial a menudo dejó su huella utilizando árboles y agricultura. Los historiadores le dicen a la AFP que los árboles de kaizuka eran un símbolo particularmente japonés del "poder emergente del imperio", un símbolo con el que los coreanos tenían que vivir como recordatorio diario de la ocupación.
La tierra y las plantas se convirtieron en un tema especialmente delicado cuando los japoneses se apoderaron de grandes extensiones de tierras agrícolas coreanas. Los ocupantes japoneses se apoderaron y destruyeron enormes extensiones de bosque en todo el país. Al mismo tiempo, las unidades militares japonesas a menudo plantaban árboles japoneses en lugares ocupados. Los árboles como el cerezo y el kaizuka adquirieron un valor simbólico. Los parques también se convirtieron en lugares de amarga disputa: las fuerzas japonesas destruyeron parques preciados y símbolos patrios que, según el Instituto de Seúl, "se utilizaron como herramientas coloniales para erradicar la cultura y las tradiciones nativas de Corea".
La AFP señala que los árboles en cuestión solo se plantaron en 1980, años después de que terminara la colonización japonesa. Serán replantados en un centro de comando de la marina.
El legado colonial de Japón en Corea continúa causando tensiones políticas en los países de hoy. Como Smithsonian.com informó a principios de este año, los funcionarios han estado encerrados en una discusión sobre una estatua de una "mujer de consuelo" forzada a la esclavitud sexual por las fuerzas japonesas durante la Segunda Guerra Mundial. La estatua, también ubicada en Busan, y una similar en Seúl se han convertido en un verdadero obstáculo diplomático: como informa el Nikkei Asian Review, no hay un final a la vista para el enfrentamiento que provocó.
No está claro cómo el archivo jugará con esas tensiones, pero como lo ilustra la lucha de los árboles, ambos países aún tienen mucho que hacer.