A miles de pies debajo del valle suburbano de San Fernando, en Los Ángeles, se está produciendo un desastre ambiental en tiempo real. Desde el 23 de octubre, un pozo de almacenamiento subterráneo en una instalación de almacenamiento de gas natural en Aliso Canyon ha arrojado metano y otros contaminantes. Ahora, un grupo ambientalista ha publicado imágenes aéreas infrarrojas de las consecuencias sobre la superficie de la fuga.
El video, que fue filmado por el Fondo de Defensa Ambiental, muestra la fuga invisible que desplazó a miles de residentes y provocó que el condado de Los Ángeles declarara un estado de emergencia. Los funcionarios de SoCal Gas, que administra el sitio del pozo cerca de Porter Ranch, identificaron recientemente la ubicación de la fuga en un lugar poco profundo dentro del pozo de 8, 700 pies.
El muestreo de aire cerca del sitio cumplió con los umbrales de seguridad del estado, pero los residentes se han quejado de mareos, náuseas y mal olor. A pesar de las evacuaciones, la Oficina de Evaluación de Riesgos para la Salud Ambiental del estado dice que el gas no creará efectos sobre la salud a largo plazo. Señalan que el gas inodoro contiene productos químicos con olores nocivos que permiten a las personas identificar fugas utilizando su sentido del olfato. Estos productos químicos pueden causar náuseas, dolores de cabeza y otras dolencias, incluso en pequeñas cantidades no letales. Sin embargo, algunos residentes, alegando que existen efectos perjudiciales a largo plazo de las emisiones, han presentado una demanda colectiva.
Será febrero o marzo antes de que SoCal Gas logre detener la fuga, dice la compañía en su sitio web. Una estimación preliminar de las emisiones de gases de efecto invernadero emitidas por la Junta de Recursos del Aire de la Agencia de Protección Ambiental de California sugiere que la fuga ya ha emitido más de 1.6 millones de toneladas métricas de metano y otros gases. Para poner ese número en perspectiva, eso es casi el 3.9 por ciento de la cantidad de metano emitida por California en 2013.
El metano puede atrapar mucho más calor en la atmósfera que el dióxido de carbono, 28 a 36 veces más. Eso hace que el gas sea de particular preocupación para los reguladores. California anunció recientemente que intentará reducir las emisiones de metano en todo el estado en un 40 por ciento para 2030.
¿Hasta qué punto la fuga catastrófica en San Aliso socavará ese objetivo? Todavía no es seguro: los funcionarios están monitoreando las emisiones utilizando aviones y publicarán estimaciones finales una vez que la fuga haya sido mitigada por un pozo de alivio. Hasta entonces, el desastre continuará ocurriendo en cámara lenta e invisible para el ojo humano.
(h / t Ars Technica )