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Solíamos reciclar medicamentos de la orina de los pacientes

Cuando la penicilina se usó por primera vez médicamente, en 1940, era un momento de austeridad. Si bien Alexander Fleming descubrió la penicilina por primera vez en 1928, sus observaciones que cambiaron el mundo apenas obtuvieron ningún aviso, y no fue sino hasta 1938 que otro equipo de investigadores finalmente comenzó a aislar y probar los ingredientes químicos activos en el primer antibiótico del mundo. * Por En ese momento, la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, y la capacidad de fabricación médica que podría dedicarse a tratamientos experimentales era escasa.

La producción de penicilina utilizable a partir del moho Penicillium notatum no fue tarea fácil, dice PBS: “A pesar de los esfuerzos para aumentar el rendimiento de los cultivos de moho, se necesitaron 2, 000 litros de líquido de cultivo de moho para obtener suficiente penicilina pura para tratar un solo caso de sepsis en una persona."

La producción de pencilina no podría suceder lo suficientemente rápido como para satisfacer la creciente demanda. Para compensar el déficit, escribe Rebecca Kreston para su blog Body Horrors en Discover Magazine, los investigadores idearon una nueva forma de obtener la penicilina que necesitaban: extraerla y aislarla de la orina de los pacientes.

No toda la penicilina administrada a un paciente se descompone. De hecho, la mayoría de la penicilina pasa a través del cuerpo sin cambios. De acuerdo con Kreston:

[A] en cualquier lugar del 40 al 99 por ciento del antibiótico se excreta en la orina en su forma completamente funcional aproximadamente 4 horas después de la administración gracias a nuestros riñones eficientes y trabajadores. Debido a esta característica distintiva de su farmacocinética, la penicilina podría extraerse de la orina cristalizada de un paciente tratado y luego usarse para tratar a otro paciente en medio de una infección bacteriana grave justo al lado.

Finalmente, la producción de penicilina alcanzó un ritmo que podría satisfacer las necesidades de los médicos. Pero incluso hoy, una parte del ingrediente activo de muchas drogas pasa a través de nuestros cuerpos sin cambios. Sin embargo, en lugar de aislarlos y reciclarlos, los enviamos al inodoro y los llevamos al mundo.

Como escribió la Harvard Health Letter en 2011, algunos expertos en agua están cada vez más preocupados por el flujo de medicamentos de la farmacia a la corriente. Más que un simple problema de desechos farmacéuticos, estos medicamentos parecen estar afectando el comportamiento y la salud de los animales que viven río abajo. A los médicos ya no les faltan antibióticos, pero de todos modos podría valer la pena considerar cómo revivir esas estrategias de reciclaje temprano.

* Esta oración se actualizó para mayor precisión.

Solíamos reciclar medicamentos de la orina de los pacientes