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Albania no tiene idea de qué hacer con todos estos búnkeres de guerra sobrantes

Enver Hoxha era un dictador tan paranoico como ellos. Durante sus cuarenta años de reinado sobre Albania, además de impartir generosamente sentencias de muerte y largas penas de prisión para cualquiera que se opusiera a él, organizó la construcción de más de 700, 000 bunkers, o uno por cada cuatro habitantes en su país. Apodado el programa de "bunkerización", los refugios fueron finalmente abandonados después del colapso del comunismo.

Los búnkeres nunca se usaron ya que la amenaza militar que Hoxha imaginó nunca llegó, y su construcción drenó la economía de Albania y desvió los recursos de otras necesidades más apremiantes, como la mejora de carreteras y viviendas. En promedio, hay 24 bunkers por cada kilómetro cuadrado en Albania. La mayoría de estos hongos de hormigón antiestéticos todavía manchan el paisaje hoy, desde las cimas de las montañas hasta las ciudades y las playas.

La mayoría de los bunkers se están desperdiciando en el paisaje, pero algunos se utilizan como refugios para animales o personas sin hogar, o como cafés kitsch. Según se informa, su uso más común ahora es albergar a jóvenes albaneses amorosos que buscan algo de privacidad. Wired describe el problema:

Hoy, las autoridades albanesas no saben qué hacer. Las cúpulas de hormigón armado son tan difíciles de reutilizar como de destruir. Los turistas están fascinados por los bunkers esparcidos como confeti por el paisaje, pero para los locales son una parte del paisaje en gran medida poco interesante, aunque obstructiva.

Además de ser una monstruosidad, los bunkers realmente plantean problemas para las personas. Informes de Expatica:

Al menos cinco turistas, incluidos dos niños y una mujer de 25 años, se ahogaron el verano pasado en remolinos creados por arroyos alrededor de los bunkers que están cubiertos de limo, agrietados y dañados por la erosión.

En 2009, el gobierno se dispuso a tomar medidas contra los bunkers, reclutando viejos tanques para hacer explotar las feas cúpulas. Pero las cosas no salieron tan bien como se había planeado: después de dos semanas, solo se habían solucionado siete. Los locales también suelen fracasar en los intentos de librar a su tierra de las cosas. Expatica:

Algunos albaneses han tratado de eliminarlos por su cuenta, pero sus esfuerzos generalmente terminan en vano, dejándolos resignados a vivir con las estructuras a las que se refieren como "hongos".

Algunos los han convertido en cobertizos, baños o incluso "hoteles de cero estrellas" para los amantes, como a veces llaman los bunkers.

Para los turistas curiosos, sin embargo, algunos bunkers ahora sirven como albergues juveniles. Según la BBC, un par de estudiantes emprendedores se han propuesto convertir los bunkers de todo el país en lugares únicos para viajar. Si el proyecto logra ser un éxito, el equipo dijo que cobrarán unos 8 euros por noche por el privilegio de dormir en un verdadero búnker albanés.

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