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"Cuando Bandogs Howle y Spirits Walk"

Roger Ekirch, un historiador de Virginia Tech, ha descubierto las complejidades subyacentes de un tema que lo ha absorbido durante 16 años: el estudio de la noche preindustrial. Su propósito ha sido dilucidar la profundidad de esa experiencia humana. En siglos anteriores, explica, la gente llamaba a la noche una "estación" diferente. La noche estaba tan separada del día como el invierno del norte del verano.

Para enterarse de esa noche de hace mucho tiempo (el período que estudia se extiende desde aproximadamente 1500 hasta la década de 1830), Ekirch ha llevado a cabo una campaña extraordinariamente exhaustiva de investigación histórica. Su investigación ha incluido peinar periódicos viejos y más de 400 diarios, leer cuentas de viajes, memorias y cartas, estudiar poemas, obras de teatro y novelas, examinar obras de arte, examinar informes forenses y declaraciones legales, analizar textos de proverbios a cuentos populares y reflexionar sobre la investigación en medicina, psicología y antropología.

Sus investigaciones lo han llevado a una amplia gama de ideas sorprendentes. Durante esos siglos, cuando la gente dependía de fuentes como antorchas, fogatas y velas para la iluminación, la noche asumió un carácter diferente en la imaginación humana. Las horas de miedo descendían todas las noches, cuando uno podía fácilmente perder la vida al caer en zanjas, estanques o ríos, o ser arrojado por caballos que no están familiarizados con los caminos oscuros. Se creía que los demonios, las brujas y las brujas nocturnas dominaban en esas horas. Rufianes y ladrones podrían causar estragos. Sin embargo, este también era el momento señalado para la juerga.

Fue el advenimiento de la nueva tecnología que introdujo la experiencia de la noche tal como la conocemos. "Thomas Edison", informa Ekirch, "clavó el último clavo en el ataúd de la vieja noche". Hoy, dice, nuestra oscuridad no es tan impenetrable ni tan espeluznante.

"Cuando Bandogs Howle y Spirits Walk"