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Muchas de las mismas regiones cerebrales se activan cuando las madres miran a sus mascotas o a sus hijos

Innumerables mascotas mamás y papás se refieren a sus perros, gatos o iguanas como sus bebés, y adulan a sus animales con el fervor de los padres orgullosos, protectores y amorosos. Ahora, un nuevo estudio muestra que esas expresiones de devoción por mascotas no son solo para mostrar. Tienen una base neurológica significativa, una que incluso se compara con el vínculo madre-hijo infantil, informa Virginia Hughes para National Geographic :

Investigadores del Hospital General de Massachusetts escanearon los cerebros de 14 mujeres mientras miraban pasivamente fotos de sus hijos pequeños, fotos de sus perros y fotos de niños y perros desconocidos.

Al final resultó que, muchas áreas del cerebro involucradas en el procesamiento de emociones y recompensas, como la amígdala, la corteza orbitofrontal medial y el putamen dorsal, se activaron cuando las madres vieron a sus propios hijos o perros, pero no cuando vieron fotos desconocidas.

Hubo algunas diferencias clave, sin embargo. La región del cerebro involucrada en el reconocimiento facial, escribe Hughes, se iluminó con más actividad cuando las mujeres miraban fotos de sus perros que cuando miraban fotos de sus hijos. Esto quizás se deba a que podemos utilizar otras señales, como el habla, por ejemplo, para identificar a nuestros hijos, lo que significa que dependemos menos de cualquier centro de procesamiento. Por otro lado, dos regiones cerebrales asociadas con la dopamina y la oxitocina, llamadas sentirse bien y amar las hormonas, cobraron vida cuando las mujeres miraron a su descendencia humana pero no peluda. "Esto podría significar que estas áreas son cruciales para formar vínculos de pareja dentro de nuestra propia especie, pero no tan relevantes para los vínculos que formamos con las mascotas", escribe Hughes.

A pesar de las diferencias, sin embargo, el estudio agrega legitimidad al argumento de que "los perros pueden no ser niños, pero siguen siendo nuestros bebés", concluye Hughes.

Muchas de las mismas regiones cerebrales se activan cuando las madres miran a sus mascotas o a sus hijos