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Cómo apagar los malos hábitos

Los hábitos mueren con dificultad, pero los investigadores pueden tener la primera pista para cerrar neurológicamente los malos. Los neurocientíficos del MIT identificaron la región del cerebro responsable de cambiar entre hábitos viejos y nuevos. Finalmente, el descubrimiento podría conducir a nuevos tratamientos para desactivar diferentes tipos de células responsables de comportamientos repetitivos o adictivos, escriben los investigadores en un comunicado.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos entrenaron ratas para correr en un laberinto en forma de T. Cuando las ratas giraron a la izquierda, recibieron una recompensa de chocolate con leche, mientras que un giro a la derecha entregó una recompensa de agua azucarada. Los investigadores indicaron a las ratas sobre qué forma girar utilizando un sonido de campana particular, con preferencia hacia la izquierda. Cuando los investigadores quitaron la campana, y luego las recompensas, las ratas entrenadas para girar a la izquierda continuaron siempre hacia la izquierda, a pesar de que no existía ningún incentivo para hacerlo. Habían formado un hábito.

Dando un paso más allá, los investigadores le dieron a las ratas enjauladas leche con chocolate con cloruro de litio, una sustancia que causa náuseas. Aún así, las ratas continuaron girando a la izquierda cuando entraron en el laberinto, a pesar de que ahora asociaban la leche con chocolate a sentirse mal.

Para ver si podían romper este hábito profundamente arraigado, los investigadores utilizaron la optogenética, una técnica que inhibe células específicas con luz, para apagar partes de la región que se cree que controlan los hábitos, en la corteza infralímbica. Justo cuando las ratas entraron en la ramificación T del laberinto, los investigadores golpearon la corteza infralimbiana con luz. Las ratas comenzaron a girar a la derecha para evitar la leche de chocolate con veneno, preparando el escenario para una nueva formación de hábitos.

El viejo hábito de girar a la izquierda no desapareció para siempre, sin embargo, simplemente se apagó. Cuando los investigadores volvieron a exponer a las ratas a la luz inhibidora de células, dejaron de girar a la derecha y, en cambio, volvieron a su preferencia habitual de girar a la izquierda.

La optogenética es probablemente un procedimiento demasiado invasivo para ser usado en humanos, pero los científicos creen que sus hallazgos eventualmente pueden beneficiar a los humanos al arrojar más luz sobre el proceso de formación y ruptura de hábitos.

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