¿Te despiertas con los ojos brillantes y la cola espesa, saludando el amanecer con alegría y vigor? ¿O estás despierto hasta altas horas de la noche y temes el sonido de tu despertador? Llamamos a esta tendencia inherente a preferir ciertos momentos del día su "cronotipo" (crono significa tiempo). Y puede ser más que un problema de programación. Tiene consecuencias para su salud, bienestar y mortalidad.
Ser un ave nocturna se ha asociado con una variedad de problemas de salud. Por ejemplo, los noctámbulos tienen tasas más altas de obesidad, presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares. Los noctámbulos también tienen más probabilidades de tener comportamientos poco saludables, como fumar, el consumo de alcohol y drogas, y la inactividad física.
Estudiamos los efectos sobre la salud de ser un ave nocturna. En nuestro reciente estudio publicado en Chronobiology International, encontramos noticias aún peores para los búhos del mundo: un mayor riesgo de muerte prematura.
**********
Nuestros cuerpos tienen su propio sistema interno de cronometraje, o reloj. Este reloj seguiría funcionando incluso si una persona fuera retirada del mundo y escondida en una cueva oscura (¡lo que algunos investigadores dedicados se hicieron a sí mismos hace años!). Creemos que estos relojes internos juegan un papel importante en la salud al anticipar la hora del día y preparar el cuerpo en consecuencia.
Por ejemplo, como humanos, normalmente dormimos por la noche, y nuestros cuerpos comienzan a prepararse para nuestra hora habitual de dormir, incluso antes de intentar conciliar el sueño. Del mismo modo, comemos durante el día, por lo que nuestro cuerpo está preparado para procesar los alimentos y nutrientes de manera eficiente durante el día.
Nuestro cronotipo también está relacionado con nuestro reloj biológico. Los relojes biológicos de las alondras de la mañana se establecen antes. Sus horas habituales de acostarse y despertarse ocurren más temprano en el día. Los noctámbulos tienen relojes internos configurados para tiempos posteriores. ¿Pero hay algún problema relacionado con ser una alondra o un búho, aparte de las dificultades de programación? La investigación sugiere que hay; los noctámbulos tienden a tener peor salud.
Y, en nuestro nuevo estudio, comparamos el riesgo de morir entre los noctámbulos y las alondras de la mañana. En este estudio, los certificados de defunción se recolectaron durante un promedio de 6.5 años después de la visita de estudio inicial para identificar a los fallecidos. Descubrimos que los noctámbulos tenían un 10 por ciento más de riesgo de muerte durante este período de seis años y medio en comparación con las alondras. También descubrimos que los búhos tienen más probabilidades de tener una variedad de problemas de salud en comparación con las alondras, en particular los trastornos psiquiátricos como la depresión, la diabetes y los trastornos neurológicos.
El cambio al horario de verano en los EE. UU. (O el verano en el Reino Unido) solo dificulta las cosas para los noctámbulos. Hay tasas más altas de ataques cardíacos después del cambio al horario de verano, y tenemos que preguntarnos si hay más noctámbulos en riesgo.
**********
Como consecuencia, los noctámbulos, o las personas que tienen dificultades para despertarse por la mañana, enfrentan riesgos para la salud. (aslysun / Shutterstock.com)Los investigadores no entendemos completamente por qué vemos más problemas de salud en los noctámbulos. Podría ser que estar despierto por la noche ofrece una mayor oportunidad de consumir alcohol y drogas. Para algunos, estar despierto cuando todos los demás están durmiendo puede provocar sentimientos de soledad y un mayor riesgo de depresión. También podría estar relacionado con nuestros relojes biológicos.
Como se explicó anteriormente, una función importante de los relojes biológicos internos es anticipar cuándo ocurrirán ciertas cosas, como el amanecer, dormir y comer. Idealmente, nuestro comportamiento coincidirá tanto con nuestro reloj interno como con nuestro entorno. ¿Qué pasa cuando no es así? Sospechamos que la "desalineación" entre el tiempo de nuestro reloj interno y el tiempo de nuestros comportamientos podría ser perjudicial a largo plazo.
Un ave nocturna que intenta vivir en un mundo de alondras de la mañana tendrá dificultades. Su trabajo puede requerir horas tempranas, o sus amigos pueden querer cenar temprano, pero ellos mismos prefieren horas posteriores para despertarse, comer, socializar y dormir. Este desajuste podría conducir a problemas de salud a largo plazo.
**********
Es cierto que el "cronotipo" de alguien está (aproximadamente) medio determinado por sus genes, pero no está completamente predestinado. Muchos expertos creen que existen estrategias de comportamiento que pueden ayudar a una persona que prefiere la noche. Por ejemplo, adelantar gradualmente su hora de acostarse, acostarse un poco más temprano cada noche, puede ayudar a sacar a alguien de la "zona de noctámbulos".
Un avance gradual es importante porque si intentas irte a la cama dos o tres horas más temprano esta noche, no funcionará y puedes rendirte. Una vez que llegue antes de acostarse, mantenga un horario regular. Evite pasar a las noches posteriores los fines de semana o días libres porque entonces volverá a los hábitos de los noctámbulos. Además, evitar la luz por la noche ayudará, y esto incluye no mirar los teléfonos inteligentes o las tabletas antes de acostarse.
En una escala más amplia, la flexibilidad en las horas de trabajo ayudaría a mejorar la salud de los noctámbulos. Los noctámbulos que pueden programar su día para que coincida con su cronotipo pueden estar mejor.
Es importante informar a los noctámbulos sobre los riesgos asociados con su cronotipo y proporcionarles esta guía sobre cómo hacer frente. Los investigadores necesitamos identificar qué estrategias funcionarán mejor para aliviar los riesgos para la salud y comprender exactamente por qué tienen un mayor riesgo de estos problemas de salud en primer lugar.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
Kristen Knutson, profesora asociada de neurología, Northwestern University.
Malcolm von Schantz, profesor de cronobiología, Universidad de Surrey