Los humanos han esparcido cientos de miles de escombros en el espacio, y algunas veces al año, la tripulación de la Estación Espacial Internacional debe cambiar su rumbo para evitar un cohete roto o un satélite fuera de servicio. Pero la mayoría de los escombros son tan pequeños que la ISS no puede verlos, y cuando una pieza de solo unos centímetros de tamaño, que se precipita a una velocidad extremadamente alta alrededor de la Tierra, puede desactivar un satélite enorme, al no poder ver los desechos. Un peligro real.
Actualmente, el gobierno puede ver menos del cinco por ciento de los aproximadamente 500, 000 pedazos de escombros que circulan por el planeta, según Ilima Loomis en el último número de Science. De hecho, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos actualmente solo rastrea alrededor de 20, 000 piezas de desechos espaciales que son al menos del tamaño de una pelota de baloncesto, según una infografía de Lockheed Martin. Pero a partir de este mes, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos está construyendo un nuevo radar, la valla espacial, en las Islas Marshall. Este nuevo sistema permitirá que los observadores del espacio exterior vean hasta diez veces más piezas, incluidas aquellas tan pequeñas como una canica.
Este video de Lockheed Martin, que está instalando el sistema, explica cómo funcionará:
Con todos los datos nuevos que generará Space Fence, parte del desafío será separar las amenazas serias de las no tan serias. Como informa Loomis, la ISS recibe alrededor de 12 a 15 advertencias mensuales desde el suelo sobre escombros que podrían causar daños, pero solo un puñado de ellos son lo suficientemente graves como para hacer que la tripulación tome medidas cada año. Con el nuevo sistema, dice Loomis, ISS podría recibir hasta diez veces más advertencias.
Sin embargo, los astronautas tendrán que quedarse quietos porque el radar no estará operativo hasta 2019.